Derrota de Boric y triunfo de la extremaderecha en constituyente de Chile

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Se realizó la elección para designar a los miembros de un "Consejo Constitucional" encargado de redactar la próxima constitución. Fue un proceso totalmente antidemocrático y antipopular en el marco del recurrente giro a derecha del Gobierno de Gabriel Boric. Derrota del oficialismo, triunfo de la extremaderecha pinochetista y un alto índice de votos nulos.

La elección de este domingo en Chile para elegir el "Consejo Constitucional" encargado de redactar la próxima constitución sorprendió a varios con el triunfo de la extrema derecha, la derrota de las listas impulsadas por el gobierno de Gabriel Boric y la debacle de la exConcertación. La apatía y la bronca ante un proceso constituyente amañado y negociado por arriba entre las fuerzas del régimen políitco, también quedó plasmado en una enorme cantidad de votos nulos, que llegan al 17%, más de dos millones de votos (y otro medio millón de votos en blanco, lo que suma más del 21%), y que muestran un amplio descontento con un proceso antidemocrático y antipopular, ajeno a los intereses de la clase trabajadora y el pueblo.

Los claros ganadores de esta jornada fueron la extremaderecha pinochetista de José Antonio Kast, líder del Partido Republicano que se impuso con un 35% de la votación general y 22 (43%) de los 51 escaños del Consejo Constitucional. Lo hizo a costa del claro debilitamiento de la derecha tradicional de Chile Vamos que sólo alcanzó a obtener un 21% de la votación e ingresar a 11 (22%) consejeros. Este resultado muestra por un lado la derechización de la base de la derecha tradicional (que se fue moviendo de la formación de Piñera hacia la de Kast) una mayor crisis de sus partidos históricos y una clara ampliación hacia la base del electorado del Partido de la Gente (que se puede definir como un partido ultraliberal que tiene vínculos con personajes como Milei en Argentina), aunque este último quedó fuera del Consejo Constitucional.

El presidente Gabriel Boric pronunció un discurso en el que asumió el triunfo de la extremaderecha y buscó diálogos con este sector, a los que invitó a “no cometer nuestros errores” (en sus palabras, refiriéndose al proceso constitucional pasado) y tendiendo una línea de puente y conversación con esa derecha pinochetista y reaccionaria.

Con estos resultados, los republicanos tienen poder de veto al interior del Consejo Constitucional, ya que tienen 22 (43%) consejeros, más de los 21 necesarios para vetar cualquier artículo o discusión al interior de la misma (2/5, 40%). A su vez ambas listas de la derecha juntas, tienen 33 (65%) escaños, más de los 31 (3/5, 60%) que requieren para aprobar cada artículo que quieran en el Consejo, y tienen la mitad de los escaños en cada una de las otras dos instancias que redactaran la Nueva Constitución. La Lista D (la oficialista Apruebo Dignidad más el Partido Socialista) obtuvo un 28,4% de la votación, ingresando 17 (33%) consejeros al nuevo órgano constitucional, 6 de los cuales son miembros del Partido Socialista. El sector oficialista más el escaño índigena suman el 35% de la instancia, sin lograr poder de veto. Los herederos de Pinochet serán la clave de la redacción de esta nueva Constitución.

Resulta claro entonces que la nueva Constitución que salga de este proceso sólo será una consagración del régimen actual, con un sistema político aún más restrictivo para las y los trabajadores y sectores populares, y más ajeno a sus demandas y necesidades.

El triunfo de la extrema derecha es resultado de un proceso constitucional fraudulento y antidemocrático que fue pensado no sólo para beneficiar a los sectores de los partidos tradicionales y en particular a la derecha, sino que especialmente para proteger los pilares del Chile neoliberal.

Ahora comenzarán las negociaciones al interior del Consejo constitucional, centralmente entre el ultraderechista Partido Republicano y la derecha tradicional de Chile Vamos que han retenido la mayoría de los escaños, y empezarán a discutir el contenido de una nueva Constitución.

Por parte del oficialismo, en boca de sus principales dirigentes, empezando por el propio Gabriel Boric, incluyendo a presidentes de los partidos de Apruebo Dignidad, del PS y otros, han salido con una línea de diálogo con la derecha y la extrema derecha para acordar una “buena nueva Constitución”.

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