Murió Sergio Schilmann, un testigo clave de la represión de la última dictadura

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Murió Sergio Schilmann, un testigo clave de la represión de la última dictadura
Era militante de la Federación Juvenil Comunista. Fue secuestrado y torturado en el ex Servicio de 
  
El militante de la Federación Juvenil Comunista Sergio Schilman, testigo clave en la causa Feced III, murió este martes en Rosario a los 68 años.

Schilman fue secuestrado y torturado en el ex Servicio de Informaciones de Rosario -donde funcionó un centro clandestino de detención- en 1979 y en junio de 2019, en el marco de la causa Feced III, prestó declaración en los Tribunales federales.

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Schilmann, que se convirtió en querellante de la causa en 2010, brindó su testimonio junto a otras cinco personas que fueron testigos de su calvario tras ser secuestrado ilegalmente el 22 de agosto de 1979.

"Estoy cerrando una etapa y haciendo mi aporte a la construcción por la memoria, verdad y justicia", declaró Schilmann a LaCapital a la salida de aquella audiencia, aún con los ojos rojos por el llanto emotivo y que interrumpió varias veces su relato de más de dos horas frente al Tribunal Federal 2 de Rosario.

Los principales acusados por este hecho fueron Rubén Lo Fiego, Mario Alfredo Marcote y Lucio César Nast, todos integrantes de la temible patota de Feced que operaba en Rosario y en sus alrededores.

El caso Schilmann adquirió notoriedad en esa época, ya que el militante pudo testimoniar ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) cuando, en 1979, una delegación de esta organización de la OEA vino al país para recabar denuncias sobre las violaciones a los derechos humanos cometidas por la dictadura.

Schilmann fue secuestrado la noche del 22 de agosto de 1979 en inmediaciones de su casa en Rosario, cuando regresaba de presenciar una función del Circo de Moscú. Tenía 25 años y ya era militate del Partido Comunista. Durante seis días fue sometido a torturas en el edificio de San Lorenzo y Dorrego. En el medio, sus secuestradores lo llevaron a declarar ante el juez federal Ramón Carrillo Avila.

En el trayecto recibió amenazas de parte de "Ciego" Lo Fiego para que evitara referirse a los tormentos a los que lo habían sometido. Sin embargo, Schilmann contó eso y mucho más y le mostró al magistrado las huellas de las torturas. Más tarde, estando internado, contabilizó 242 marcas de picana eléctrica en el torso y el rostro. Carrillo Avila le respondió que esa denuncia la tomarían en otro momento porque entonces estaba siendo juzgado por su actividad política, algo que por entonces estaba prohibida. Tras declarar, Schilmann regresó al Servicio de Informaciones y continuó siendo torturado.

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