El fracaso del mago del dólar

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A partir de mañana, sabremos si el Presidente independientemente del resultado electoral tendrá la capacidad y sabiduría para entender que debe cambiar, tanto para sobrevivir políticamente como para resolver los problemas de la Argentina y los argentinos.

Alguien que nos dijo que lo que diferencia a un cuerdo de un loco es el éxito,  deberá esmerarse porque no parece que la medida del éxito sea conseguir legisladores para bloquear un juicio político, o evitar que el Parlamento apruebe leyes por su cuenta. Triunfar y tener éxito no es sobrevivir.

Las palabras del presidente Trump y su jefe del Tesoro fueron claras: nos ven como un país que lo ha perdido todo, al que lo ayudan, porque no quieren un Estado fallido que pueda caer en manos del comunismo.

Llama la atención que asocien comunismo con peronismo. Lejos está el peronismo de comulgar con el marxismo. Argentina nunca fue un país comunista ni lo será. El gran tema para el país del Norte es China y su injerencia   geopolítica.

El país no entró en default gracias al soporte de EE.UU. La contracara de ello es el fracaso de la política económica del Gobierno. Caputo en funciones dentro del Estado, al mando del Banco Central o como ministro de Economía volvió a fracasar. Siempre se queda sin dólares y siempre debe pedir más. Es un mago para  conseguirlos prestados, pero no para generarlos. No es casual que el gobernador de Córdoba ya haya pedido su cabeza.

Es que el desafío de Milei a partir del lunes no es solo abrirse al diálogo y conformar unas mayorías que le den sustento a lo que llama reformas de segunda generación. Su verdadero desafío es conseguir crecimiento económico, producción y trabajo. 

El país está en recesión. Hay provincias en donde la baja de la actividad económica comienza a hacer estragos. Los Estados provinciales, aun los que tienen las cuentas en orden, están viendo cómo los recursos para sueldos y mantener prestaciones básicas son cada vez más escasos. 

Milei tendrá gobernadores dispuestos al diálogo y a evitar que el país entre en una crisis económica, ya que si ello sucede serían  los primeros en pagar las consecuencias. Pero no puede esperar que le convaliden su actual orientación económica de apertura indiscriminada de la economía y despreocupación por lo productivo,  porque estarían suicidándose.

El Gobierno viene manejando falacias como argumento de su fracaso. 

La culpa de la disparada  del dólar y del crecimiento del riesgo país lo tendrían   los kukas y un Parlamento, que pretende manejar la política económica y gastar sin decir de dónde salen los recursos. Ese argumento cae por su propio peso.

Las arcas del Estado nunca erogaron lo que el Parlamento aprobó.

Muchos ya comienzan a echarle la culpa a este gobierno por las frustraciones actuales. No fue la casta la que pagó el ajuste. 

La desilusión no es solo de la opinión pública, sino también del mundo empresario. 

El Presidente se habría convertido  en un gran propalador de las ideas del liberalismo sin fronteras, pero un pésimo ejecutante de las mismas. Eso preocupa al mundo libertario internacional. Si su gestión debe ser rescatada con recursos externos algo está funcionando mal. Cuando Trump dice que aquí la estamos pasando mal no se equivoca, y cuando recibe a Milei rodeado de periodistas, minimizando su presencia pone las cosas en su lugar. Se trata de evitar el fracaso de un ideario no necesariamente de Milei. Un fracaso en Argentina es un fracaso que golpea en el corazón de lo que muchos defienden como el comienzo de un nuevo orden mundial. 

*Consultor y analista político.

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