
La industria textil busca salir del péndulo
Negocios & Empresas
Por Lic. Andrea Lippi*
El sector se enfrenta a un contexto desafiante, pero se mantiene resiliente: con presencia en todo el país, conforma un amplio entramado productivo que genera miles de puestos de trabajo. Hoy, más que nunca, necesita de consensos mínimos y políticas inteligentes que la saquen del péndulo.
La importancia de la industria textil radica en su capacidad para sostener a las economías regionales y generar empleo: en Argentina da trabajo a más de 500 mil personas. Pero su impacto no solo se mide en números: es un sector que emplea a grupos vulnerables como mujeres (un 70%), migrantes y ocupados de bajo nivel educativo o con pocas capacidades de reubicarse fácilmente en otras ramas productivas.
En muchas regiones del país las fábricas textiles son un motor clave del desarrollo, que dinamiza el comercio y fortalece la producción. Un ejemplo de ello son los locales de Avellaneda, donde más de 3.000 puntos de venta abastecen a otros tantos miles de tiendas y consumidores finales que llegan desde todos los rincones.
La industria textil argentina sigue atrapada, desde hace décadas, en un péndulo de políticas que oscila entre extremos proteccionistas y aperturistas, sin puntos medios. La inestabilidad macroeconómica y el cambio frecuente de reglas del juego atentan contra la planificación de las empresas y promueven comportamientos que agudizan la problemática. Pero la apertura indiscriminada tampoco es la solución a los altos precios de la ropa en Argentina: nunca abrir la importación de productos terminados redujo los precios al público, solo generó mayores ganancias a los importadores.
A pesar de este péndulo constante -y a contramano de lo que comúnmente se piensa-, en los últimos años las empresas del sector han invertido más de 1.400 millones en bienes de capital, infraestructura y tecnología para mejorar sus procesos productivos y ser más sustentables. Sin toda esta inversión, los reiterados vaivenes económicos ya hubieran destruido todo su entramado.
* Gerente de Emitex
Argentina necesita construir una hoja de ruta con consensos mínimos para la industria textil. Desmantelarla significaría perder miles de puestos de trabajo y debilitar una red de producción que abastece tanto a pequeñas marcas como a grandes fabricantes, afectando, en última instancia, a los consumidores.
En un país que ha atravesado fuertes cambios en tan poco tiempo, el sector se muestra resiliente. Lo demuestran las exposiciones y espacios de encuentro internacionales como Emitex: allí se hacen visibles los enormes esfuerzos de toda la industria por mantener su competitividad, abastecerse de novedades tecnológicas y ser una oportunidad para miles de emprendedores que encuentran en ella una genuina fuente de ingresos para sus hogares.
Hoy la industria textil-indumentaria nacional enfrenta riesgos que requieren medidas claras y urgentes. Abaratar la ropa en Argentina es posible, pero solo a partir de políticas inteligentes que no destruyan el empleo ni la producción local.


