

Por Pablo Lapuente
Enojado con muchos de sus aliados, Javier Milei evalúa vetar su propio Presupuesto 2026 en el caso de que Senado sancione el proyecto tal como salió de Diputados. Es decir, sin la derogación de la Emergencia en Discapacidad y el Financiamiento Universitario. El Gobierno entiende que la ley de leyes así como está "no sirve" porque atenta contra el equilibrio fiscal.
El malestar del jefe de Estado, que comparte con la mesa chica del Gobierno, es con la oposición dialoguista que le propinó un duro golpe en la cámara baja, al rechazar el capítulo XI entero que el oficialismo consideraba "central", ya que contenía la derogación de la ley de Emergencia en Discapacidad y el refuerzo al presupuesto universitario.
Ante el fracaso de esa maniobra en Diputados, Milei ya tiene en mente vetar el Presupuesto si la cámara alta no contempla estos puntos. Su postura es un mensaje político a los miembros del Senado que se preparan para debatir la iniciativa en el marco de las sesiones extraordinarias.
De todos modos, la administración libertaria hará todo lo posible para que el Senado modifique el proyecto antes del 30 de diciembre y así devolverlo al recinto de origen. En ese caso, sería imposible iniciar el próximo año con la denominada ley de leyes, tal como lo deseaba la Casa Rosada.
La mesa política de Javier Milei culpa a los gobernadores aliados
Desde temprano, en la sede del gobierno nacional se alzaron numerosas críticas contra la oposición. De hecho, al ya clásico rosario de cuestionamientos en contra kirchnerismo y la izquierda, se sumó una indignación generalizada contra los diputados y diputadas que responden a los gobernadores Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca), Gustavo Sáenz (Salta) y Rolando Figueroa (Neuquén), junto con un grupo algo más reducido de radicales supuestamente aliados que también rechazaron el polémico capítulo XI.
Para la cúpula violeta, el rechazo a este apartado tiene por objetivo "forzar al Presidente a administrar un presupuesto con déficit, algo que el Gobierno considera inaceptable". "Este presupuesto no nos sirve", lanzaron desde Balcarce 50. Si el proyecto lograra una sanción definitiva, sería la primera vez en la historia que un Presidente veta su propio Presupuesto.
La furia contra Jaldo, Jalil, Sáenz y Figueroa se debe a que no habrían respetado las negociaciones políticas con Diego Santilli, el ministro de Interior que fue designado para negociar con las provincia. Es más, en algunos despachos de Balcarce 50 aclaran que los caciques que conforman Provincias Unidas sí habían acordado con el Colorado dar cuórum, acompañar la votación en general y ausentarse en el capítulo mencionado, algo que, efectivamente, hicieron. Este último movimiento, de hecho, se acordó durante la tarde del miércoles entre Santilli y un histórico operador de las provincias, que pasó por su despacho y luego se retiró, sigiloso, hacia el Congreso.
Para La Libertad Avanza, lo central del debate "no es técnico ni reglamentario, sino político y económico" en referencia a la derogación de esas dos leyes claves. La frase hace mención a una suerte de nuevo slogan, en el que se contraponen "déficit versus superávit" y "pasado versus un nuevo esquema de responsabilidad fiscal".
"Las dos leyes que continúan vigentes generan obligaciones de gasto que ponen en riesgo el superávit fiscal, y consolidan un presupuesto que no le sirve al Gobierno para cumplir el mandato electoral", explican en el ecosistema violeta.
El Presupuesto pasará al Senado para su tratamiento y La Libertad Avanza intentará revertir en inferioridad numérica el rechazo al capítulo XI. Allí tendrá un rol central Patricia Bullrich, la jefa del bloque libertario que a su vez es una de las figuras de la mesa política de Milei.









