Ajústense el cinturón: el proyecto de Milei al cierra el año con vistas al 2026

Actualidad T/AR
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Por: Martín Piqué @MartinPique
 
El último viernes de 2025 terminó con una noticia esperada para el gobierno. Con un resultado más que nítido -46 a favor, 20 en contra y una abstención-, el Senado aprobó la Ley de Presupuesto del año entrante. La votación de despedida del año, en el marco de las sesiones extraordinarias, tuvo carácter simbólico. Sumó otro episodio favorable en línea con el triunfo electoral del 26 de octubre, y además le permitió al mileísmo mostrar capacidad de adaptación, pragmatismo y flexibilidad para dejar atrás el incómodo fracaso de la estrategia -prontamente fallida- de incorporar al presupuesto la derogación de dos leyes sensibles y con evidente apoyo social: la emergencia en discapacidad y el financiamiento universitario.

El gobierno asimiló el triunfo con los aires desafiantes que a Milei le salen casi por default cuando se sabe “sobrado” y siente que no está en problemas. La senadora Patricia Bullrich, debutante en la Cámara alta con este logro, reiteró la frase que el propio mandatario había incluido en un breve mensaje de Navidad difundido desde su cuenta de Instagram. “Abróchense los cinturones”, había dicho Milei. Bullrich lo reiteró un día después, cuando comenzaba la sesión para debatir el presupuesto (jornada para la que ella, a juzgar por el desenlace, tenía buenas expectativas): “Abróchense los cinturones porque va a haber más reformas, dijo @Milei”, posteó la exministra desde sus redes sociales.

La recomendación de andar bien ajustado al asiento suele anticipar movimientos bruscos, curvas pronunciadas, senderos muy transitados y velocidades altas; en resumen, un circuito difícil. Trasladado a la política argentina, ese “abróchense los cinturones” suena a anticipo de lo que deberá transitar el arco opositor en el año por venir. La fuerza alternativa al mileísmo gobernante, el peronismo en todas sus variantes, tiene que reencontrar un mensaje que genere escucha, aceptación y esperanza en franjas sociales que en las últimas dos elecciones (balotaje 2023, legislativas 2025) no lo votaron porque eligieron a otros o porque, directamente, no fueron a votar.

El segundo año de Milei en la presidencia encuentra en un estado de debate al movimiento fundado en 1945 por el militar nacido en Lobos y egresado del arma de infantería. El 2025 significó, para el peronismo, una sucesión de hechos tan inéditos como impactantes: la muerte del Papa argentino y primer pontífice latinoamericano; la detención domiciliaria e inhabilitación de CFK; el aparente involucramiento de un jefe de Estado en una criptoestafa; el desdoblamiento de la elección local en la provincia más poblada (Buenos Aires, 37% del padrón); el respaldo político y financiero a La Libertad Avanza por parte de Donald Trump y su secretario del Tesoro en la recta final de la campaña.

Estos y otros episodios, como la declinación electoral que volvió a exhibir el PJ en provincias que históricamente solían ser favorables a sus candidatos (NOA y NEA), retroalimentaron el clima de asamblea. Una lectura bastante aguda de lo que le está pasando al peronismo la aportó, en diálogo con Tiempo, el politólogo Matías Mora Cáceres. Egresado de la UBA y ahora estudiante de Derecho, resumió en una frase el dilema que observa en el principal espacio opositor. “El peronismo está peleado con la época que vivimos”, remarcó.

“Hay una idea instalada dentro del peronismo, por lo menos de una parte que es la hegemónica, de que uno no puede ser crítico con lo que le mejoró la vida”, cuestionó Mora Cáceres, que tiene 30 años. El graduado de Ciencias Políticas y también docente secundario sostuvo que al repasar la vida de muchos argentinos salta a la vista que la Reforma Laboral (que en febrero se debatirá en el Senado) “ya se aplica de hecho”. “Muchas de las de las modificaciones que se plantean en la Reforma hoy se dan en la cotidianidad del trabajo de millones”, afirmó.

¿Está el peronismo desconectado con las encrucijadas del presente? Cuatro analistas de la actualidad argentina -la problematizan desde las ciencias políticas y la crónica social pero también con artículos en webs y redes sociales- coincidieron en que dos claves para entender lo que pasa en la intemperie del llano durante el segundo año de Milei en la Casa Rosada son las figuras del “sacrificio” y el “cansancio”. La periodista cultural Lorena Álvarez, columnista de la revista digital Panamá, definió por caso al 2025 como “el año que vivimos trabajando”. O, también, “el año en que vivimos cansados”.

“Cuando recordemos esta época vamos a pensar en todo lo que hicimos para no empobrecernos más de lo que estamos: en todo lo que hicimos para sostenernos en una clase media que si bien cambió los consumos y cambió los gastos sigue aferrándose a esa identidad”, aseguró Álvarez a Tiempo. Y añadió: “Este fue el año en el que cada uno estuvo en la suya, por necesidad. Esta es la sensación que tengo. Hasta los más politizados, o los que dicen que estar más politizados, ni siquiera fueron los miércoles a las marchas de los jubilados, que son siempre cincuenta personas. Nadie deja de trabajar o de hacer sus cosas.”

Sobre el presente de esa famosa clase media argenta, la cronista -que intercala textos e intervenciones en radio y streamings con actividades complementarias- agregó que los miembros de esa clase están autoexplotándose, sumando trabajos y emprendimientos: los guía, sobre todo, un temor. Que es, por decirlo así, un pánico primigenio pero cada vez más actual: “Caerse (de la clase media) y ser pobre”. 

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