Por Pablo Fornero

Los tres integrantes del directorio están enfrentados. El gobernador Maximiliano Pullaro lo sabe y pide orden. El rol en las sombras de un diputado PRO.

El aeropuerto de Rosario está cruzado por una interna leonina entre los tres integrantes de su directorio. El gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, al igual que sucede con otros entes provinciales, puso el ojo en los gastos y la eficiencia de la estación aérea. Si la tensión no merma, no descarta aplicar cirugía gruesa sobre la conducción.

Tres son las patas que integran el directorio del Islas Malvinas: una por el gobierno provincial (la más importante, representada por Esteban Bretto, presidente), otra por el Municipio de Rosario (Nicolás Ruggiero) y la última por el de Funes, que geográficamente tiene una porción dentro del predio (Pedro Giantenaso).
 
El directorio está partido. Bretto juega su partido, apalancado por su mentor, el diputado del PRO Gabriel Chumpitaz, uno de los primeros no radicales en confiar en el armado de Pullaro y hace pesar su relación estrecha con el gobernador. Ruggiero y Giantenaso mueven en tándem y tratan de trabajar en línea con la secretaria de Transporte Renata Ghilotti y el ministro de Producción Gustavo Puccini.

Ruggiero es el empresario que eligió el intendente Pablo Javkin, mientras que Giantenaso, el radical que responde al concejal funense y jefe de la UCR en el Gran Rosario, Juan Ignacio Rímini, alfil pullarista en la región.

El dúo le objetó a Bretto más de una decisión, pero hizo foco en el intento de sumar al menos dos empresas externas a la estación aérea, una de limpieza y otra de comunicación. Ambas fueron bochadas por Ruggiero y Giantenaso y consideradas innecesarias por Producción, ya que no calificaban para el mensaje de “ajuste y eficiencia” que pregona el gobierno de Pullaro.

De fondo, el radicalismo cuestiona a Chumpitaz, el jefe político de Bretto que hace gala de su relación estrecha con el gobernador, pero en su construcción de poder hace su aporte al desorden institucional del aeropuerto. Su ferviente apoyo al gobierno libertario de Javier Milei, tampoco gusta en la UCR.

Bretto, en cambio, salió airoso del acuerdo interno para la contratación de una consultora por 47 millones de pesos que tenía por objetivo diseñar un plan estratégico para el crecimiento del Islas Malvinas. El titular de la firma es Gustavo Lipovich, exdirector del Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos y exvicepresidente de Aerolíneas Argentinas, vinculado a La Cámpora. En el lenguaje de la grieta, el delfín de Chumpitaz rechazó el contrato, que finalmente se impuso gracias a los votos de Ruggiero y Giantenaso.

Maximiliano Pullaro sigue de cerca el asunto
Pullaro y Puccini están al tanto de la interna desde el vamos. El sábado lideraron un encuentro en Casa de Gobierno con Javkin, Bretto y Giantenaso, donde se habló expresamente de la situación del aeropuerto. Defendieron la inversión del gobierno provincial y conminaron a las partes a ponerse a trabajar en conjunto.

La Casa Gris tiene un plan de trabajo de tres partes en el aeropuerto rosarino: una que refiere a la política de vuelos, otra a la negociación con el gobierno nacional para el arreglo imperioso de la pista y el fortalecimiento del área de cargas, nacional e internacional. Dos semanas atrás, una reunión de la subcomisión de Carga que nuclea al directorio y el sector privado terminó en una fuerte discusión cruzada.

Con todo, Pullaro quiere evitar comerse un problema político de dimensiones. Observa cómo el aeropuerto ya se deglutió el presupuesto anual y espera que, luego del cónclave del sábado, los tres integrantes del directorio se encuadren y entiendan quién manda. Caso contrario, el gobierno provincial no descarta tomar una determinación gruesa y arrancar 2025 con aires renovados.