A partir del 1 de noviembre, las asociaciones civiles podrán transformarse en sociedades anónimas deportivas. La AFA rechaza esta medida y recuerda que está prohibida en su estatuto y en la justicia

El fútbol argentino está en lo más alto de su historia, con un Mundial y dos copas América conquistadas de forma consecutiva, pero ni esa racha inédita de títulos ha frenado la voluntad de Javier Milei de cambiar sus raíces y avanzar en la privatización. La Inspección General de Justicia emitió una resolución este martes que obliga a los clubes de fútbol a abrir las puertas a los capitales privados y a permitir su transformación en sociedades anónimas deportivas a partir del 1 de noviembre. El camino se prevé cuesta arriba porque la medida es resistida tanto por la dirigencia de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) como por la mayoría de clubes e hinchas, orgullosos de una tradición casi única.

A diferencia de los otros grandes países del fútbol mundial, en Argentina los clubes son asociaciones civiles sin fines de lucro que están en manos de los socios. El estatuto de la AFA garantiza que sea así, ya que las sociedades anónimas deportivas están por ahora vetadas en él. Esa característica distintiva no le ha restado competitividad: en los últimos años sólo los equipos brasileños han hecho sombra a los argentinos en el máximo torneo continental de clubes, la Copa Libertadores. El país sudamericano se mantiene como uno de los mayores semilleros de astros futbolísticos, aunque sus talentos juveniles migran cada vez a edades más tempranas, tentados por Europa. 
 
Desde la Confederación Argentina de Deportes salieron a cuestionar una resolución que consideran engañosa. “Lo que hoy está anunciando no tiene ningún impacto hoy sobre el sistema institucional del deporte argentino”, dijo el presidente de la Confederación, Rodolfo Paverini. En su opinión, se trata de una maniobra para poner el tema en la agenda mediática ya que la Inspección General de Justicia tiene una jurisdicción acotada sólo a la ciudad de Buenos Aires, no a todo el territorio nacional, y tampoco puede reglamentar una ley nacional. Aún así, Paverini advierte que, si Milei logra cumplir su objetivo, “el deporte en la Argentina como lo conocemos actualmente va a desaparecer”.

Milei apostó por las sociedades anónimas deportivas en la recta final de la campaña electoral y recibió a cambio decenas de mensajes en contra de clubes de fútbol e instituciones. Pasó a la acción en diciembre con un decreto que las aprobaba, pero la Justicia lo dejó en suspenso.

En vísperas de la final de la Copa América, celebrada este domingo contra Colombia, el presidente volvió a insistir a través de todos los canales posibles. “¿Ponemos todos los que juegan en sociedades anónimas o los que juegan en clubes locales? Vamos, vamos.. ¿Qué hacemos? Terminemos la hipocresía”, dijo en una entrevista televisiva. “No más socialismo pobrista en el fútbol”, tuiteó junto a una foto del equipo titular de la Albiceleste y los clubes —de capitales privados— en los que juegan en la actualidad.

Numerosos usuarios recordaron a Milei que esos futbolistas, hoy campeones del mundo, comenzaron a formarse en clubes de barrio, instituciones deportivas repartidas por toda Argentina que juegan un importante rol en el tejido comunitario. Es el caso de Grandoli FC de Lionel Messi, de la Asociación de Fomento Parque Chas de Enzo Fernández y Gonzalo Montiel o el Torito, donde arrancó Ángel Di Maria, entre tantos otros.

Detrás de la embestida oficial hay un negocio fabuloso: el Gobierno estima que la apertura del fútbol a capitales privados atraería inversiones cercanas a los 3.000 millones de dólares, según medios locales. Defiende que haría más competitiva la liga y permitiría mejorar los estadios y obtener mayores ingresos a los clubes por derechos de televisión y márketing. Otro de los arietes del cambio es el expresidente Mauricio Macri, quien intentó sin éxito recuperar el control del club Boca Juniors el año pasado. La discusión ha llegado a traspasar las fronteras del país, con el apoyo hacia las SAD manifestado por el presidente de la liga española, Javier Tebas.

Por el contrario, la AFA encabeza la oposición a esta medida. Este miércoles, a través de su tesorero, Pablo Toviggino, volvió a expresar su rechazo a una transformación ya adoptada por ligas de países vecinos como Chile, Brasil y Uruguay. “¿Por qué no informan el fracaso mundial que significa para las entidades deportivas !!! Viven una fantasía constante. No hay dólares en las SAD, solo pobreza y miseria”, cuestionó Toviggino a través de X (antes Twitter). El tesorero de la AFA aseguró que la resolución publicada hoy no cambia nada porque las SAD están prohibidas tanto en el estatuto de la asociación como por la justicia. “La AFA es de los clubes!!! Disfrutemos el bicampeonato de América!!!”, exclamó. Se avecina una pelea larga.

El PAÍS