El negocio de la carne vacuna entró en una fase que dará grandes sorpresas

Negocios & Empresas Víctor Tonelli
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Con una mejora del clima y el fin de las trabas a la actividad se espera una recuperación del stock que, no obstante, llevará dos años; las ventas al exterior tienen una participación histórica sobre la producción
  
En 2024 las exportaciones podrían alcanzar las 980.000 toneladas; en tanto, la oferta al consumo interno caería cerca de 10 kg equivalentes por habitante y año
  
El regreso de las lluvias y la liberación de las prohibiciones, cuotas/cupos y brechas en el tipo de cambio netos percibido por los exportadores han sido centrales a la hora del cambio de ciclo de liquidación al inicio de la retención y recuperación de stocks que durará no menos de dos años, tiempo requerido para recuperar una pérdida ya generada de más de 2 millones de cabezas en el stock bovino.

Clima y políticas de libre mercado son imprescindibles para regenerar el estímulo perdido y los recursos necesarios para regresar a procesos de recrías pastoriles, retención de vientres que permita recuperar el stock de terneros perdidos y para incrementar el peso del ganado destinado a la faena, reconstruyendo la oferta de carne a lo largo de los próximos dos años.

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A partir de procesos de una mayor retención de hembras destinadas a la reproducción y de machos que se quedan en los campos desarrollando procesos de recría pastoril en los que los aumentos de peso requieren más del doble de tiempo que en las recrías y engorde a corral, se incrementa de manera adicional su peso de envío a faena entre 50 y 80 kilos vivos más (entre 30 y 40 kg más por res faenada). Este proceso alarga no menos de ocho a diez meses el período productivo profundizando la caída inmediata de la oferta.

 El cambio de ciclo se inició en diciembre de 2023. Los resultados de faena del bimestre diciembre de 2023-enero 2024 muestran 200.000 cabezas menos faenadas respecto de similar período de un año atrás, caídas que se irán incrementando hasta alcanzar una reducción cercana a 1,5 millones cabezas menos a lo largo del año.

Incremento en el peso de faena. El año pasado finalizó con un peso promedio de faena de 226,4 kilos que marcó una caída de 5,6 kg por res faenada debido a la interrupción de las recrías y al incremento del envío anticipado de animales a terminación a corral, sin o con pocos meses de recría, agravado por menores pesos al destete que disminuyeron su potencial de crecimiento.

Exportaciones y caída de la oferta al mercado interno
La liberación de las restricciones a las exportaciones incrementó la participación de las ventas al exterior en diciembre y esto se profundizó en enero último, al punto que, sin considerar el hueso, los envíos al exterior participaron con el 31 y el 33%, respectivamente, en el destino de la oferta de los últimos dos meses. Es un crecimiento muy significativo si se lo compara con el promedio de participación de las exportaciones de enero a noviembre del 2023, que alcanzaron el 25%.

En este marco, con 1,5 millones de cabezas menos faenadas y con un mayor peso medio de faena, la oferta de carne equivalente res con hueso podría alcanzar los 2,95 millones de toneladas que implican una reducción cercana a las 300.000 toneladas disponibles el año pasado.
Como contracara, la oferta al mercado interno, que había promediado 53,5 kg por habitante año de enero a noviembre del 2023, habría bajado en los dos últimos meses a niveles cercanos a los 44 kilos por habitante año. Una caída cercana al 18% que posiblemente se mantenga a lo largo del corriente año.

De ese volumen, un tercio tendría como destino la exportación para alcanzar cifras récords cercanas a 980.000 toneladas de cortes equivalente res sin incluir el hueso. Esto permitiría un incremento de U$S1000 millones en el negocio al sumar las exportaciones de carne, huesos y menudencias.

Por el contrario, la oferta al consumo interno caería cerca de 10 kg equivalentes por habitante y año, merma que podría ser amortiguada con el crecimiento de 5 a 6 kg más de oferta de carne de pollo y cerdo, que podrían capitalizar esta oportunidad para expresar su potencial de crecimiento, en un año en que la oferta de su principal alimento (maíz y subproductos de soja) promete altos niveles de cosecha y disponibilidad.

El autor es consultor del mercado ganadero

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