Histórico: Patronato ganó la Copa Argentina y jugará la Libertadores

Deportes Olé
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No hay siquiera un gesto claro de cómo hacerlo. Patronato acaba de salir campeón de la Copa Argentina y sus jugadores reaccionan como les brota de sus entrañas. No son jugadores acostumbrados a ganar títulos. Algunos salen corriendo sin un rumbo claro. Otros se arrodillan y besan el césped. Quintana, el más experimentado, rompe en llanto. El 30 de octubre de 2022 será recordado como el día más importante en la historia del club de Paraná.

En los libros quedará marcado que el Club Atlético Patronato de la Juventud Católica -tal su nombre completo- ganó su primer título de Primera División del fútbol Argentino al vencer 1-0 a Talleres en Mendoza. Por primera vez en 108 años, su escudo bordará una estrella que no se borrará jamás. Atrás quedaron las 33 Ligas Locales y los primeros puestos de la Primera Nacional, Torneo Argentino A y B. Porque aunque usted no lo crea, hasta la temporada 2007-08 el Patrón jugaba en la Cuarta División de nuestro fútbol.

Fue Facundo Sava quien llevó a la gloria a un plantel que vivió las emociones más fuertes que regala el fútbol en apenas un par de semanas. De pasar a no poder salvarse del descenso por los malditos promedios luego de sumar 40 puntos a ganar la Copa Argentina dejando en el camino a River y a Boca. También, a clasificar a la zona de grupos de la Libertadores 2023 por primera vez en la historia y ganarse un boleto a Abu Dhabi para jugar el año que viene la Supercopa Argentina contra Boca. No es un sueño, es la realidad de Patronato.
 
Desde los guantes de Altamirano, la polenta en cada cruce de Quintana, el optimismo de Banega para trabar una pelota perdida que terminó en un gol de blooper entrando por sobre Aguerre desde afuera del área y la voluntad de Estigarriba, Patronato cumplió al pie de la letra con su libreto y se terminó imponiendo a una T que fue un digno finalista. De principio a fin, la final se jugó como tal.

Fueron los de Gandolfi los que intentaron jugar en campo rival y los de Sava salir rápido de contra. Tal como una final, al Patrón no le tembló el pulso cada vez que tuvo que cortar con falta cuando Valoyes o Santos ganaron en velocidad.

El campeón terminó con siete amonestados y el cuchillo entre los dientes. Pero festejando merecidamente. Tuvo puntos muy altos durante toda la competencia y una personalidad de acero, lejísimos de parecerse a una de un equipo descendido y que la próxima temporada tendrá una nueva paradoja: jugar en Segunda y a la vez codearse contra los equipos más poderosos del continente.

Si bien Talleres no generó mucho, sí lo suficiente como para que los dos puntos más altos de la final estuvieran en la defensa del campeón. El primero, tal como contra River y Boca, fue Altamirano. Esta vez no tuvo alguna atajada gigante sino que fueran muchas pequeñas que terminaron construyendo el muro. Sobre el final, ya en tiempo de descuento, una difícil pareció fácil: Matías Esquivel ejecutó un tiro libre desde el borde desde la medialuna y el arquero se quedó en su palo para atajar sin dar rebote un remate que había salido muy fuerte. Junto a él, el enorme Quintana sacó todo y emocionó a todos. Las lágrimas del capitán fueron las de todo Paraná, que vivió su noche mágica.

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