Occidente se enfrenta a Rusia con armas económicas

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Durante los dos años que llevamos sufriendo las oleadas de nuevas cepas de Covid y tras superar la sexta y, por el momento, última ola, las esperanzas se centraban en la consecución del despegue de la economía, una vez lo peor se daba por superado.

Se sabía que no sería fácil, pues así lo hacía suponer la crisis en la energía y en los suministros que desde hace unos meses se había asentado en la realidad económica. Pero aún así, en diciembre de 2021, los analistas de JPMorgan afirmaban que el 2022 traería consigo el final de la pandemia y la recuperación económica, al tiempo que exhortaban a posicionarse comprando la caída que veían como una oportunidad de entrada.

Putin cambia el panorama mundial

Sin embargo, la invasión rusa sobre Ucrania ha dado un giro a la situación trastocando todas las previsiones.

La guerra que en estos momentos se está librando ha hecho que la práctica totalidad de los países desarrollados muestre una unión nunca antes vista, coordinándose en una acción conjunta cuyo objetivo es aislar la economía del país liderado por Vladimir Putin. Y a pesar de que el país cuenta con inmensos recursos naturales y uno de los mayores ejércitos del mundo, las sanciones occidentales podrían y pretenden, llegar a aislar Rusia, generando inflación, inestabilidad financiera y una recesión en el corto plazo.

Por el momento, las sanciones se están sucediendo en cadena y Rusia empieza a sufrir el efecto de las medidas tomadas por las naciones occidentales con EEUU y la UE al frente, pero contando también con acciones de países como Japón, Reino Unido, Corea del Sur y la hasta ahora siempre neutral, Suiza.

Limitaciones a las empresas rusas

Sin embargo, la economía y el MOEX -que es el principal índice de Rusia- no son los únicos afectados.  En estos momentos la bolsa de Moscú permanece cerrada, circunstancia que no se producía desde octubre de 1998. Pero las bolsas europeas también sufren grandes pérdidas al tiempo que la volatilidad se instala en los mercados, lo que repercute, a su vez, en los inversores que en este momento de tensión pueden tener serias dudas acerca de dónde depositar sus inversiones.

Entre los vencedores de la volatilidad los expertos citan al gas, al petróleo y la minería por el desempeño que están mostrando en medio del conflicto. Aunque arriesgados, estos mercados pueden atraer la atención de los inversores más veteranos, quienes en plataformas como la de esta página, pueden obtener una valiosa información acerca de la manera de negociar acciones sin la obligación de poseerlas utilizando instrumentos como los CFDs, pero teniendo en cuenta los riesgos que conlleva el uso de instrumentos derivados con apalancamiento. 

La situación se complica cada vez más en la medida en que la presión a Rusia aumenta con medidas como la tomada por la Federación Mundial de Bolsas -WFE-, que se ha posicionado suspendiendo a sus afiliados y miembros rusos en tanto continúe la invasión sobre Ucrania.

Así mismo, el London Stock Exchange Group -LSEG- suspende también la negociación de los títulos que, bien representan acciones extranjeras de empresas rusas, o bien están fuertemente vinculadas a Rusia como Etalon Group, Acron, Rostelecom, Magnit, Gazprom o Lukoil, entre otras.

La Bolsa de Fráncfort se posiciona igualmente suspendiendo la negociación de dieciséis empresas que se encuentran vinculadas a Rusia.

Golpe a los oligarcas rusos

Pero el cerco a Putin se extiende un poco más. 

Otro de los objetivos de las sanciones por parte de los países aliados es la oligarquía rusa. La UE atacará los activos de estos multimillonarios por medio de sanciones, con el fin de aumentar la presión sobre el círculo más cercano a Vladimir Putin, cuyo apoyo ya empieza a cuestionarse.

El dueño de la mayor fortuna de Rusia -Alexéi Mordashov-, accionista mayoritario del mayor grupo de energía, minería y acero del mundo -Severstal- pide, tras sufrir en su propia fortuna el efecto de las sanciones, el fin del conflicto. El resto de los magnates rusos enriquecidos al amparo del Kremlin y afectados ahora por las represalias económicas, empiezan a expresar, cautelosamente, su deseo de ver el fin de la invasión sobre Ucrania.

El efecto boomerang de las sanciones

Pero, por mucho que pueda estar sintiendo Rusia las sanciones, lo cierto es que en Occidente también se está notando su impacto, no en balde la UE depende mucho de las materias primas rusas en materia energética -y estas siguen fluyendo en grandes cantidades hacia la eurozona- y la incertidumbre generada por la guerra no ha hecho sino incrementar el precio de los combustibles y la electricidad, aumentando el malestar de una ciudadanía muy castigada en lo económico por la pandemia y que ahora ve como se tensiona aún más su precario estado, desembocando en países como España en una huelga de transportistas que no hace sino añadir más desgaste al ejecutivo de Pedro Sanchéz.

Dado que el gas y el crudo ruso siguen siendo comprados por Occidente, algunas entidades bancarias del gigante euroasiático, como Gazprombank, han sido excluidas de las sanciones, ya que tienen que servir de conducto para permitir el intercambio comercial y el anuncio de Putin de que en breve exigirá que el gas y el petróleo se pague en rublos ha ayudado a que la moneda rusa recupere parte de su valor, bajando en estos momentos de los 100 rublos por euro.

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